¿Crees que ser crupier en Las Vegas es puro brillo, high-rollers y mojitos gratis bajo una lámpara de cristal, verdad?
Ay, mi ciela.
Déjame pintarte el verdadero cuadro de lo que es repartir cartas en el Strip cuando eres un artista pop queer que de noche se convierte en mago de los juegos de mesa, con brillantina en las venas y cara de póker permanente.
🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲
Primero que nada, básicamente somos artistas de escenario en poliéster
Si nunca te has parado bajo luces fluorescentes con un chaleco negro pegajoso y cuello rasposo mientras haces coreografías de manos más rápido que las bailarinas de Beyoncé, felicidades: no eres crupier.
Todos los días entro al pit como si fuera una escena teatral. Es un poco drag, un poco escuadrón de porristas, y un poco experimento social con desconocidos que se aferran a su último billete de veinte… y a un sueño.
Sonrío. Barajo. Finjo que ese señor no acaba de intentar darme una pastilla para la tos como propina.
🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲
Repartes cartas mientras descifras el caos
Cada crupier es detector de mentiras, terapeuta y psíquico al mismo tiempo.
Tienes que lidiar con:
El turista que cree que “estrategia básica” es una vibra
El cliente frecuente que le habla a sus fichas antes de cada jugada
La despedida de soltera que piensa que somos strippers
Y luego está el contacto visual. Ese intenso, “si pierdo esta mano es culpa de tu aura” contacto visual. He desarrollado la habilidad de ver a la gente sin verla. Es puro instinto de supervivencia.
🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲
¿Propinas? Un bello misterio
Hay gente que da propina como si tuviera alergia a la generosidad. Otr@s te avientan una ficha roja de $5 como si fueran Oprah regalando coches. Un vato me dio $100 solo porque lo hice reír. Otro me dio una galleta de la fortuna. (Estaba vacía.)
Pro tip: Si das propina con estilo, te voy a recordar. Deslízala sobre el fieltro con un guiño y te digo “mi amor” si gustas.
🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲
Los horarios… son inhumanos
Ser crupier es abrazar un horario de sueño que solo entienden los vampiros y los que trabajan turnos nocturnos. ¿Turno de madrugada? Es mi hábitat natural. He cenado a las 5 AM y llorado al amanecer más veces de las que quiero admitir.
¿Fines de semana? Ni las conozco. ¿Días festivos? Te atendemos mientras tú te emborrachas con champán. Viene con el paquete. Literal.
🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲
¿Pero las historias? ICÓNICAS.
Una señora me dijo una vez que le recordaba a su tercer esposo fallecido. Le pregunté qué pasó con los dos primeros y me dijo: “No aguantaron mis apuestas.” Yo aspiro a ese nivel de misterio y peligro.
Otra vez, un tipo juraba que era “susurrador de slots” y quiso bendecir mi mesa con aceites esenciales.
Esta es mi vida. Esta es la vida de un crupier..
🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲🎲
¿Entonces por qué lo hago?
Porque a pesar de los pies adoloridos, los horarios dementes y los jugadores que juran ser la reencarnación de Rain Man, me encanta la energía.
Amo la imprevisibilidad, el arte de observar a la gente, el glamour mezclado con mugre. Me encanta ser parte de la electricidad de Vegas. Y seamos realistas: siempre he tenido talento para lo teatral. Ser crupier es solo otro escenario… con mejor iluminación.
¿Y cuando se acaba el show? Gabro toma el micrófono, cambia el libreto, y te recuerda que tod@s apostamos algo: dinero, amor, tiempo, el sueño.
Solo deja propina al salir, bebé.
🍒🎰🧃🌈🫦🎲🫦🌈🧃🎰🍒
Repartí cartas, conté chistes y sobreviví una galleta de la fortuna vacía. Seguro eso vale al menos una ficha, ¿no? 🥠
👇
🍒🎰🧃🌈🫦🎲🫦🌈🧃🎰🍒
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.