Una versión humanista para lxs cansadxs, empáticxs y mal pagadxs.
🧠✊☕💵💊🍞
Si “Starbucks a las 2AM” fue la confesión a media noche, esto es el manifiesto de la mañana ¿noche? de la mañana siguiente.Bueno... según yo seguimos en el mismo día. El tiempo no existe en Nevada. 😵💫)
Porque cuando se te baja el subidón del espresso y te arrepientes del sándwich de desayuno, te quedas mirando al abismo beige de tus propios pensamientos como: “A ver... ¿por qué apesta tanto este sistema?”
O sea, no soy político. No estoy buscando un cargo público. Soy solo un vato decente y agotado, con un crédito medio muerto y suficiente empatía para preguntarme por qué chingados cualquier persona tiene que sufrir en un mundo donde ya existen robots que traen tacos y excusados con reconocimiento facial.
Así que me puse a leer un discurso antiguo de 1944: la Segunda Carta de Derechos de Franklin D. Roosevelt. Y la neta, me sorprendió lo cabrón que sonó. Ese señor estaba viendo el futuro.
Básicamente dijo: “Los derechos políticos no bastan. La gente necesita derechos económicos también. O sea, no deberías tener que ser rico para comer, descansar, aprender o no morirte.”
Un concepto tan radical que, casi cien años después… seguimos sin aplicarlo.
Así que, en nombre de la dignidad humana, los carbohidratos nocturnos, y mi eterno optimismo de jodido con estilo, te presento:
✨🌟✨🌟✨🌟✨🌟✨
La Segunda Carta de Derechos de la Broke Bitch (Ahora con Más Papel de Baño) 🧻
1. Derecho a una Vida Que No Se Sienta Como un Maldito Videojuego de Supervivencia
No deberías tener que presupuestar la alegría como si fuera un lujo.
No deberías sentir culpa por pedir pan con aguacate.
No deberías tener tres chambas solo para poder pagar un sándwich y terapia.
2. Derecho a Descansar Sin Tener Que Ganártelo
No tienes que “merecer” la siesta.
El descanso no es un premio, es una necesidad básica.
Si tu cuerpo dice “échate tantito”, no es flojera. Es biología con dignidad.
3. Derecho a Comer Sin Tener Que Llorar Para Que Te Crean
No deberías tener que soltar lágrimas en una entrevista pa’ calificar para asistencia alimentaria.
Comer no es un dilema moral.
Nadie debería tener que escoger entre mandado o gasolina — o peor, entre mandado e insulina.
4. Derecho a un Hogar Que No Se Sienta Como una Bomba de Tiempo
Tener dónde vivir no debería tener fecha de caducidad ni amenaza diaria de desalojo.
La vivienda no es recompensa por trabajar, es requisito pa’ sobrevivir.
Y no, los caseros no son una especie en peligro de extinción.
5. Derecho a Atenderte Sin Buscar un Maldito Cupón
Tu vida no debería depender de qué trabajo tienes o qué red médica acepta tu urgencia.
“No te mueras” no debería costar seis mil dólares de deducible.
Y nadie, escúchame bien, nadie, debería tener que googlear “remedios naturales pa’ reemplazar la insulina.”
6. Derecho a Aprender Sin Quedar con Trauma Financiero
El conocimiento debe ser un bien público, no una membresía de lujo.
Ir a la uni no debería sentirse como caer en una trampa con tarjeta de crédito.
¿Y los oficios? Basta de tratarlos como plan B. Son el pilar real de la sociedad.
7. Derecho a Trabajar Sin Tragarte Faltas de Respeto
El trabajo debe pagar lo suficiente para vivir. Punto.
Nadie merece ser humillado solo por querer pagar la renta.
Se acabó lo de “es un puesto de principiante” como excusa para tratarte como basura.
Si me presento, valgo. Si trabajo contigo, me pagas para vivir con dignidad.
8. Derecho a Ser Humano, Incluso en Horario Laboral
No somos robots. Ni tu saco de box emocional.
Tenemos días malos, espaldas malas, ataques de pánico, cólicos, y una vida fuera del uniforme.
¿Esperas servicio perfecto? Trae amabilidad perfecta.
9. Derecho a la Dignidad Sin Tener Que Hacer un Pitch
No deberías necesitar un “side hustle,” un GoFundMe, una marca personal y un pasado trágico para que te traten con compasión.
Tú no eres una startup. No eres un producto. Eres persona. Y eso basta.
10. Derecho a Papel de Baño Sin Tener Que Meterte al Mercado Negro
¿Crees que exagero? Acuérdate del 2020.
El mundo se puede ir al carajo en 48 horas y la gente empieza a acaparar Charmin como si fuera oro. La dignidad también incluye limpiarte. Que no se nos olvide eso la próxima vez que quieran recortar programas sociales.
La dignidad también incluye limpiarse. Tengámoslo en cuenta la próxima vez que recortemos programas sociales.
✨🌟✨🌟✨🌟✨🌟✨
Mira. No digo que tenga todas las respuestas.
Tampoco quiero derrocar al capitalismo con un sándwich de desayuno.
Tampoco quiero derrocar al capitalismo con un sándwich de desayuno.
Solo estoy cansado. Y soy humano. Y ya me harté de ver sufrir a la gente en un mundo donde hay suficiente — suficiente comida, medicina, techo, de todo — pero se lo quedan entre poquitos.
No hay que reinventar la sociedad. Solo recordar que seguimos viviendo en una.
Mereces descansar. Mereces cuidado. Mereces seguridad.
Y nadie, escúchame bien, nadie, debería tener que ganarse esas cosas.
Así que sí.
Tal vez sueno idealista. Tal vez pido mucho.
Pero si podemos imaginar millonarios lanzándose al espacio por capricho, podemos imaginar un mundo donde nadie se muere pobre y solo.
Ahora ve. Alimenta a alguien. Abraza a alguien. Déjale propina a alguien.
Y cuestiona todo.
💋

Sigue leyendo para ver la Segunda Carta de Derechos original, propuesta por el presidente FDR...
La Carta de Derechos Económicos
(también conocida como la “Segunda Carta de Derechos”)
11 de enero de 1944 — Presidente Franklin Delano Roosevelt, EE.UU.
Extraído del mensaje de Roosevelt al Congreso sobre el Estado de la Unión. No fue propuesta como enmienda constitucional, sino como reto político: un llamado para que el Congreso creara leyes basadas en estos ideales.
Es nuestro deber empezar a trazar los planes y estrategias para conseguir una paz duradera y establecer un nivel de vida en América más alto que nunca. No podemos conformarnos, por muy alto que sea ese estándar general, si una parte de nuestra población —ya sea un tercio, una quinta parte o una décima— vive mal alimentada, mal vestida, mal alojada y sin seguridad.
Esta República nació, y creció hasta ser lo que es, bajo la protección de ciertos derechos inalienables: libertad de expresión, prensa, religión, juicio justo, y protección contra registros injustificados. Esos fueron nuestros derechos a la vida y la libertad.
Pero conforme crecimos como nación —y nuestra economía industrial se expandió— esos derechos políticos ya no bastaron para garantizar igualdad en la búsqueda de la felicidad.
Hemos llegado a una verdad clara: la libertad individual verdadera no puede existir sin seguridad económica e independencia. “La gente necesitada no es gente libre.” La pobreza y el desempleo son terreno fértil para dictaduras.
Hoy en día, estas verdades económicas se consideran evidentes por sí mismas. Hemos aceptado, por decirlo así, una segunda Carta de Derechos con la que podamos construir una base nueva de seguridad y prosperidad para todxs —sin importar su origen, raza o religión.
Entre ellos están:
- El derecho a un trabajo útil y bien remunerado en cualquier industria, taller, campo o mina del país.
- El derecho a ganar lo suficiente para tener comida, ropa y recreación dignas.
- El derecho de cada agricultor a vender sus productos con una ganancia que le permita vivir bien junto con su familia.
- El derecho de cada empresario, grande o chico, a operar libre de competencia injusta o monopolios.
- El derecho de cada familia a un hogar decente.
- El derecho a atención médica adecuada y oportunidad de tener buena salud.
- El derecho a protección contra los miedos económicos de la vejez, enfermedad, accidentes y desempleo.
- El derecho a una buena educación.
Todos estos derechos significan seguridad. Y cuando esta guerra termine, debemos estar listos para avanzar con la implementación de estos derechos hacia nuevas metas de felicidad y bienestar humanos.
El lugar legítimo de América en el mundo dependerá, en gran parte, de cuánto se hayan llevado a la práctica estos y otros derechos similares.
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